LA
DULCE REALIDAD
Divina
presencia de un amor
Que
tantas veces dime redención,
Constituyendo
la fuerza necesaria
Para
seguir luchando, sin temer,
Divina
presencia de una luce
Que
pueda presumir otra certeza,
Sin
embargo la vida trama teyas
Diversas
de las que un día imaginara,
Pero
cuando se reconoce el momento
Más
claro de una existencia antes vacía,
Exquisita
fuente adonde bebo
En
largos tragos el nuevo,
Si
el pasado no me cabe más,
Si
el futuro se presienta ante mis ojos,
Desnuda,
adentro los brillos de esa luna
Que
conviértase en sol, inmenso sol,
Emanando
deidad y trasciendo en el rocío,
El
cio en que la vida se rehace.
Divina
presencia de tus brazos,
Amante
amigo, arcando con el tanto
Que
he buscado por las sendas más distantes,
Y,
ahora, en labros carmesís
Convierto
en la dulce realidad…
RITA
DE CASSIA TIRADENTES REIS
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