Redentora
llegaste redentora después de las tormentas
en el florecimiento de primavera inolvidable.
Después de haber sufrido la espera tan larga,
el corazón soñando con tantas fiestas.
Abrir el pecho al viento que me rodea,
la vida que se condimenta con el dolor tiende deseos,
dejando la bestia, acariciando el sueño que finalmente traces.
Manteniendo mis ojos puestos en ese horizonte,
matices paradisiacos, veo tu rostro
y la luminosidad de esos rayos siguen expuestos en reflejos.
Puedo encontrar el placer, el manantial sagrado,
levantando un altar noble al Dios-Amor, entregue a tu sonrisa y seducido.
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