El alma femenina
Por Marcos Loures 27/07/2006 a las 20:29
Las complejidades del alma femenina.
Acaba de llegar a la ciudad perdida en los bosques de Minas Gerais.
Un joven médico, que posee la envidiable veinticinco años de edad, tiempo de vida en que uno es el rey y no está claro.
Había sido contratado para trabajar en el Programa de Salud Familiar, el trabajo en un distrito rural en un poco distante de la ciudad.
En los primeros días, la noticia de que un joven médico se había extendido por toda la ciudad, agitando el corazón de las muchachas casaderas del lugar y sofás de dos plazas.
En trance con el acoso tanto, comenzó a tener el placer de ser adulado y cortejado por todos en el pueblo.
Feo no fue hasta la contraria, pero era tímido. Muy tímido en realidad.
Y que le impedía haber tenido experiencias con el sexo opuesto a su edad y común? La posición social? que había llegado de repente.
Familia pobre, estudiando con todas las dificultades que son comunes en este país de la injusticia, logró graduarse con mucho sacrificio de todos, incluyéndolo a él.
En Río de Janeiro, mientras que sus compañeras salieron en la noche de baladas de Río, que estaba en casa estudiando o tomando turnos y más turnos para ayudar a pagar la universidad.
Las mujeres? No los tienen, a excepción de una o otra novia, a darse cuenta de que las citas se reduce a un cine en la tarde o un refresco en la puerta de la universidad, fue rápidamente? Cantando en otra parroquia?.
Una de las cosas que el médico del Programa Salud de la Familia tiene que hacer es visitas a domicilio.
Normalmente, en el campo, la realidad es muy diferente de los médicos de las ciudades están acostumbrados.
La simplicidad y la pobreza son comunes, pero la recepción con un café o la fruta de la temporada son frecuentes. Café con Guarapirá se conoce como el jugo en estas trincheras.
Una torta de harina de maíz aparece, no sé cómo lo probó con el placer y la verdadera y brillante.
Esa zona no fue diferente, lo que ha dado a nuestro médico, una nueva dimensión de la felicidad.
En una casa vivía una viuda con cuatro hijos, dos varones y dos niñas.
María Inés y María de la Gloria, dos niñas son típicas del campo.
El mayor, María Inés, con sus dieciocho años era más tímido, escondido en una mano que ocultaba precocementes dientes podridos y la sonrisa de la dulce inocencia.
Sin embargo, llamó la atención fue Glorinha niña todavía está en sus catorce años apenas completado.
La primera vez que la vio, se dio cuenta que ella no lo veía, siempre mirando hacia abajo.
La ropa desgarrada guepardo, apenas ocultando sus pechos y los recién nacidos duro, los pechos que te llamó la atención ...
Descalzo, lleno de? Nigua?, Tungiasis diagnosticado por el médico, el pelo sucio y desaliñado en contraste con sus pechos, pechos hermosos emergentes a través de los agujeros en el vestido.
Después de la visita, el médico volvió a su trabajo y su hogar.
Ni más ni recordar los pechos de la niña cuando, un mes después se informó de que iba a regresar a esa casa.
Todo como antes, todas las mismas deficiencias de vitaminas, la misma miseria, la misma falta de todo, incluso el piso de tierra, con el mismo colchón y perros comparten el mismo espacio con los habitantes de la casa.
La única diferencia era que las reparaciones en la bolsa de la escuela hecha jirones, la muchacha, ruborizándose, que llevaba sobre el hombro derecho ...
Poco sabía que éste era el único adorno que había ...
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