EL
VUELO DE LA ABEJA REINA.
Vivir
una esperanza sin tener
Siquiera
otra expresión que cambie el rumbo
Jugada
entre las mismas decepciones
Acumuladas
por mis antiguas ilusiones,
Millones
de falenas, la lámpara como fuera
Falsa
presencia de una salvación,
La asfixia
de un mundo sin provecho,
Hecho
de las sangrías diuturnas y terribles.
Arcar
con tempestades de costumbre,
Las
lumbres lejanas, el alma sin paz,
Una mujer
tiene que seguir con fuerza
Sin vacilar,
sus caminos,
Vencer
sus dolores menstruales,
No temer
los embarazos,
Hacer
de su niño un hombre
Ser la
columna de una familia…
Ha tantos
errores entrañados en mis varios años.
Generaciones
y generaciones de mentiras y farsas.
Señales
de una sociedad patriarcal que se muere lentamente.
Mi madre,
mi abuela…
Pero
mis hijas serán diversas de esa grande hipocresía;
Las alas
abiertas de las golondrinas ganando el espacio,
Sin las
amarras y los estúpidos preconceptos
Que la
vida tatuara en mi piel.
La valoración
de la hembra,
La belleza
de la mujer, mis caprichos y mis labros,
Mis
besos y mis orgasmos.
Estrellas,
lunas y soles.
Soles,
pero jamás la soledad de los antidepresivos,
De los
calmantes,
La igualdad
que Cristo enseño y las iglesias negaran.
Pero
el hoy y el futuro silencian,
Las fuerzas
de María Magdalena en mis venas.
La presencia
viva de un Dios igualitario,
Dejando
sin razones los mitos espurios
Lilith
revivida hecha de la misma lama,
Sin
las costillas esclavizadoras.
Una sociedad
sin diferencias ni cadáveres o mutilaciones
De las
niñas.
Vivir
y tener la posibilidad de una felicidad sin fronteras
Y sin
frenos estúpidos.
Amar
y tener la consciencia de que solamente amor, perdón
Y libertad
nos levarán más prójimos de la cristiandad.
Sin volvieren
las antiguas amarras, las muertas corrientes
De un
pasado que tuve en mis días aun vivo,
Más mis
hijas no sentirán en sus pieles,
Mantenido
el perfume de las flores,
En una
primavera que se exprese en cualquiera estacione de la vida.
La miel
y el ferrón,
Abejas
reinas sí, pero con su vuelo por el infinito
Allá
de las cercanías, por un universo nuestro, vuestro,
Sin trabas
o límites.
Sin las
sombras ni más los señales que carriego cuales vívidas cicatrices.
RITA
DE CASSIA TIRADENTES REIS
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