COTIDIANO
Los sangrantes
pies de la niñez
Expuesta
por las calles, harapienta,
Rapaces
gavilanes rondan los miserables
Esperando
la queda en los abismos,
Cráteres
inmensos, aridez,
Sordidez
tranquilamente se acerca
Y sorbiendo
lo que fuera una promesa,
Y ahora
se desnuda más hambriento,
El halito
profano de un chacal
La carne
en podredumbre, mismo en vida,
Extiende
sucias manos, ojos lejos.
Sin nexo,
sin sentido, entorpecidos.
La campana
llamando, los fieles
Hasta
la iglesia, siguen en paz.
Las mismas
carcajadas, mismos clavos,
La mano
herida extiendo y ninguno la percibe.
Las oraciones
hechas,
Cumplidos
sus deberes sociales,
Y la
vida prosigue en su ritmo rutinero.
Otro
miserable observando la escena
También
ten en sus manos y sus pies
Antiguos
clavos arraigados…
MARCOS
LOURES
Nenhum comentário:
Postar um comentário