Inexorable
tiempo, despojando
El
cuerpo de una inherente fuerza,
Dejando
en su lugar otros caminos
Que
puedan permitir nuevos senderos.
Las
manos tremulantes, las arrugas,
La
piel se transformando, en frágiles
mantos,
Los
huesos más porosos, las artrosis,
Las
marcas más profundas en nuestro rostro,
Cicatrices
que el tiempo nos dejando
Permiten
que la esencia se cambie,
Aplacando
la furia original,
Dulcificando
la fiera que nos habita,
Y
nos domina durante la potente juventud.
Y
poco a poco renaciendo la niñez
Trasciendo
en sus manos el perdón
Que
pueda redimir la antigua fiera.
Inexorable
tiempo nos permite
Un
alma bien más fuerte en cuerpo flaco,
Hasta
que el fruto vuelva a la tierra,
Su
origen y su último hogar.
Las
semillas jugadas sobre el suelo
Permiten
el revivir de la misma historia…
MARCOS
LOURES
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