El dolor
purificante me entrañando,
Tentáculos
viscosos del existir,
Entre
luminosidad y obscuridad
Reflejo y
sombra,
Marcándome con
heridas más profundas,
Desprecios y
alegrías se intercalan,
Alondras y
gavilanes, buitres, cuerpos.
El tedio
dominando eso paraje,
Paisaje
misturando arena y sal.
La miel que me
envenena, la hiel que cura,
La matutina
obscuridad de un sol ya muerto.
Tocando con
los rayos más audaces
Una falsa
impresión de eternidad.
Los esfuerzos
vanos de un cultivo
Inocuo en
malas hierbas reflejando…
Mismo así,
mantengo viejos sueños
Mimetizando en
luz, mis pesadillos…
MARCOS LOURES
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