Tripulando mis
sueños imposibles,
Navego en
mares rudos, caprichosos,
Días que, bien
sé, tempestuosos,
Momentos más
audaces e implausibles,
Hostiles
desencuentros, rumbos varios,
Cercándome de
todos los terrores,
Terribles
ilusiones, alas muertas,
Puertos entre
extrañas plegarias,
Me semejo al
viejo caminero
Que sin
siquiera alguna luce
Penetra entre
las tinieblas nocturnas,
Quedándose sin
nadie que oriente
Sus pasos por
la noche turbulenta.
Disminuyo el
ritmo, pero prosigo,
Enfrentando
las piedras y peñascos.
El descanso en
la hondura de un suelo acogedor,
Es la única
certeza que aun traigo…
MARCOS LOURES
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