EL
INFINITO QUE HAY EN MÍ.
Los ojos
embazados por la furia
De tantos
y terribles vendavales
Transforman
la expresión que sea clara
En una
bruma espesa y de eso sé.
La parte
que me cabe en otra historia
Siguiendo
en libertad sin más corrientes
Grilletes
arrancados con mis brazos.
No quiero
más Javerts me persiguiendo
Aunque
traiga deudas en mi alma,
Momentos
donde he sido más injusto,
Las
propias torturas de la consciencia
Generan
alas, vuelo sin fronteras.
La muerte,
mi última compañera,
Se acerca,
pero sé que nada temo,
Tampoco
los arpones de la hipocresía
Tocasen
esa piel curtida, encorazada.
Mi puerta
siempre abierta,
Sin mástiles,
Leyendo
libros que me enseñan
La imagen
de la torpe humanidad,
Bebiendo
mismo la hiel,
Nadie
pudiese atar mi pensamiento
Ni las
alas
Que la
vida permíteme sentir,
Sobrevolando
todas cordilleras,
Alzando
el infinito que hay en mí…
MARCOS
LOURES
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