MIS HIJOS
Inagotable fuente
de un deseo
Sin nadie que
sacie sus angustias,
Persisto con
un arma casi vana,
Palabras que
eso viento ya dispersa.
La cándida
sonrisa de la niñez
Diariamente siendo
corrompida,
Escribe con la
sangre, realidad,
Que tanto me
negué en percibir.
Desplazado de
la rudeza del sendero
Por donde
caminase, más lejano,
Trasciendo al
pensamiento, los ideales
Muertos entre
toscas emboscadas.
Por más que
aun buscase alguna luz,
La luna se
eclipsando en noches tantas,
Dejándome la
bruma como guía
Abriendo mil
crateras en toda estrada.
Y, viejo
soñador, que en sus delirios
Bebiese un
dulce vino, la esperanza,
Respuestas son
sencillas, de eso sé,
Pero en la
inmensa muchedumbre
Preguntas se
repiten capciosas,
En las lejanías,
los brindes nunca blindan,
Águilas conmemoran
otra batalla,
Con la
podredumbre se haciendo la medalla
Que muestran
con orgullo y con placer.
Mientras mis
hijos ofrezco
En los altares
hechos como limosnas…
Mendigo
solamente el roto pañuelo
Y un pedazo de
pan ennegrecido,
Usado por los
dueños del poder,
Para alimentar
sus bellos perros…
MARCOS LOURES
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